viernes, 22 de febrero de 2013

Vida plena, pobreza y riqueza



23/01/2013, Víctor Rey Riquelme.

“Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia”  (Jesús)
Parece ser que el tema de la prosperidad material es un tema relevante hoy en las iglesias evangélicas.  Nuestra propuesta es que podamos entender la prosperidad a partir del propósito de Dios hacia su creación: la vida plena o bienestar integral, que se resume en la voz hebrea shalom.  La prosperidad material es solo un aspecto de algo más integral (el shalom).  Justamente porque es un aspecto  del bienestar integral, y no el todo, la Biblia hace un llamado constante a cuidarnos de buscar la riqueza.  Otro aspecto que nos ayuda a entender mejor este tema es verlo a la luz del reino de Dios.  En las últimas décadas hemos ido entendiendo que una parte del reinado de Dios tiene que ver con el bienestar humano, con el ordenamiento social y político, con la superación de la pobreza y la instauración de la justicia social.  Ciertamente el reinado de Dios es más que eso, se trata de su necesaria concreción histórica.  Las iglesias evangélicas ya no podemos seguirnos dando el lujo de obviar el actual contexto latinoamericanos- marcado por las injusticias estructurales -, sino que al interior de nuestra historia tenemos que buscar una transformación que se acerque a los ideales que nos plantean los escritores sagrados.  Por lo tanto debemos seguir luchando para mostrar esta dimensión más amplia del reinado de Dios y no quedarnos con la visión reduccionista que nos llegó a través del fundamentalismo y del conservadurismo teológico que mostraba el reino de Dios como: 1.-  el gobierno de Dios en los corazones de los creyentes, 2.-  la comunidad de los fieles y 3.- un futuro metafísico al que se llama “el cielo”.  Es decir el gobierno o reinado de Dios se realizaba en tanto se negara la satisfacción de las necesidades corporales.
En la perspectiva bíblica la nación toda, y no sólo individuos aislados o pequeños segmentos sociales, están llamados a vivir una vida de bienestar integral.  El shalom es producto del reconocimiento de Jehová como Dios, del cumplimiento de su voluntad expresada en la ley, y de la práctica de la justicia entre los seres humanos.  No cumplir con la ley era abandonar al Dios que los liberó de Egipto y traicionar al pueblo organizado en tribus que anhelaba la posesión de la Tierra Prometida.  Por eso, se habla del incumplimiento de la ley en términos de maldición.  Dios, de ninguna manera bendeciría el volver al estilo de vida que tuvieron en Egipto.  Dios no prosperaría a la nación.  Este llamado de Moisés al Israel liberado fue recordado numerosas veces por Dios a su pueblo por medio de sus voceros:  los jueces.  Israel conoció en este mismo periodo tribal épocas de sequía material y espiritual.  La idolatría hizo que cayeran en manos de sus enemigos numerosas veces.  Pero Dios, quien es rico en su misericordia, los levantó una y otra vez.
Muchas páginas se han escrito acerca de la condición económica de nuestro Señor Jesucristo.  Resumiendo, diremos que mientras por un lado están los que lo describen como un pobre y oprimido, por otro lado están aquellos que lo ven como un hombre rico que tenía hasta tesorero y vestía ropas caras.  Sin embargo, la exégesis actual no cae en estereotipos, sino que ve que el asunto es más complejo y que hay que considerar las coordenadas socio culturales del mediterráneo para una evaluación seria.  Jesús, pues, no era ni pobre ni rico, según nuestras categorías modernas occidentales.  Tal vez lo más importante en este punto no sea ese asunto, sino con quiénes se relacionaba y como anunciaba el reinado de Dios (shalom).
El mensaje de Jesús es un llamado a la confianza en Dios, a la búsqueda del shalom y a la renuncia de la riqueza material y sus afanes propios.  ¿O es que es muy difícil entender que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”? (Lucas 12:15).  Pero a su vez, el texto revela que el bienestar humano sólo es posible si hay satisfacción de las necesidades materiales, antes no.
La espiritualidad encuentra su expresión en la relación con otros, en las actitudes de comprensión, simpatía, solidaridad y compromiso.  Esto se ve claramente en la espiritualidad de Jesús: Su comunión con Dios encontró su verdadera expresión al bajar de la montaña, para mezclarse con el pueblo.  Se trataba de una interacción constante entre la meditación, la oración y la acción.  La verdadera espiritualidad se expresa a través del servicio y en las relaciones de curación con los demás.
Como cristianos no podemos escapar a la realidad del quebrantamiento y sufrimiento del pueblo de Dios que es la propia iglesia.  Como el amor es incluyente, el evangelio del amor nos exige acompañar a los pobres en su lucha por la justicia.  Descubrimos nuevas perspectivas a medida que nos identifiquemos con estos miembros del cuerpo que también son parte de las iglesias.  Como comunidad de curación o terapéutica, la congregación une sus fuerzas a las de Dios para restablecer relaciones sanas entre las personas y toda la creación.  El mensaje de liberación del evangelio es parte de la vida de la Iglesia.  Participar con el pueblo en la construcción de un orden social justo nos conduce al camino del reino de Dios, la vida plena.  La visión de la Iglesia es la de una sociedad en la que todos viven en armonía unos con otros, con la naturaleza, y con Dios, trabajando plenamente de manera desinteresada para responder a sus propias necesidades y a las de los demás.  Se necesita aún una gran dosis de reflexión y esfuerzo para crear comunidades que practiquen el cuidado integral de todos y todas.  Debe ser prioritario el estudio y tratamiento de las causas últimas que determinan la pobreza y la desesperanza.  Hay que hallar la manera de renovar el medio ambiente por muy dañado que esté.  Por último, las acciones individuales y colectivas de testimonio y servicio, no sólo constituyen signos de esperanza sino que engendran nuevas esperanzas.





"El único cambio en el Vaticano será el nombre del Papa"




Por Fabiana Frayssinet

Entrevista al escritor y religioso brasileño FREI BETTO

RÍO DE JANEIRO, feb (IPS) - La única consecuencia que tendrá en Brasil la renuncia de Benedicto XVI como jefe de la Iglesia Católica será el cambio de los afiches que anunciaban su presencia en julio en esta ciudad para participar de la Jornada Mundial de la Juventud, ironizó Frei Betto.
  
El prelado alemán Joseph Ratzinger, quien se retirará el 28 de este mes tras casi ocho años de papado como Benedicto XVI, imprimirá su sello en la elección de su sucesor, analizó el religioso brasileño en diálogo con IPS. 

Frei Betto, seudónimo de Carlos Alberto Libânio Christo, y otros destacados pensadores, sacerdotes y obispos exponentes de la Teología de la Liberación, una línea progresista del catolicismo originada en los años 60 en América Latina, fueron blancos preferidos de críticas y hasta censuras del Papa saliente. 

Ratzinger fue el más férreo opositor de esta corriente, que enfatiza la necesidad de enfrentar las injusticias sociales a partir del compromiso cristiano de opción por los pobres, incluso desde su anterior función como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sucesora de la Inquisición, desde donde prohibió enseñar teología a personalidades como el suizo Hans Küng y el brasileño Leonardo Boff. 

"Soy muy pesimista" respecto de que el nuevo Papa cambie el rumbo conservador de la Iglesia Católica y la modernice, sostuvo Betto, autor entre otros libros de "Fidel y la religión", amigo y exasesor especial en el comienzo del gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) en programas como "Hambre Cero". 

IPS: ¿Qué repercusiones tendrá para la Iglesia Católica, en especial para Brasil y el resto de América Latina, la renuncia anunciada este lunes 11 por el papa Benedicto XVI? 

FREI BETTO: Creo que para Brasil en especial la única consecuencia será rehacer toda la propaganda de la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará del 23 al 28 de julio en Río de Janeiro, cambiando la imagen de Benedicto XVI por la de su sucesor, que será elegido en marzo. 

La renuncia en sí misma no tiene mayores efectos. La elección de un nuevo pontífice sí, dependiendo de la orientación que imprima a la Iglesia Católica. 

IPS: ¿En ese sentido podemos anticipar una modernización de la Iglesia? 

FB: No soy optimista por las siguientes razones: Benedicto XVI cumplirá un rol principal en la elección del nuevo Papa. Y decidió continuar viviendo en el Vaticano. Es así que la Iglesia corre el riesgo de tener por un tiempo un doble poder. 

El nuevo Papa jamás hará algo que desagrade a su antecesor. Por lo tanto mantendrá la prohibición de que se debatan en la Iglesia temas como el aborto, el fin del celibato sacerdotal, el derecho de las mujeres al sacerdocio, el uso de preservativos, la aplicación de células madre, la unión de homosexuales, etcétera. 

Después de la muerte de Benedicto XVI entonces sí sabremos qué piensa y qué quiere el nuevo pontífice. 

IPS: ¿De qué manera imprimió su conservadurismo Joseph Ratzinger en América Latina y Brasil? 

FB: No afirmo que Benedicto XVI dio continuidad a Juan Pablo II (1978-2005) porque, de hecho, era el inspirador y teórico de las medidas conservadoras tomadas por el polaco Karol Wojtyla. 

Los dos se negaron a implementar las decisiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), ¡un encuentro realizado hace 50 años! Los dos descartaron obispos progresistas y nombraron conservadores, dieron más importancia a movimientos como el (ultraconservador) Opus Dei que a la Pastoral Popular o a las Comunidades Eclesiales de Base. Y los dos eran eurocéntricos. 

La diferencia es que Juan Pablo II tenía la cabeza de derecha y el corazón de izquierda, o sea conservador en la doctrina y progresista en las cuestiones sociales, tanto como ser crítico del neoliberalismo y elogiar la Revolución Cubana. Benedicto XVI, en cambio, nunca tuvo sensibilidad por las cuestiones sociales. 

IPS: ¿Qué rumbo pueden tomar a partir de su renuncia las líneas progresistas dentro de la Iglesia, como la Teología de la Liberación, que supieron tener un gran peso en América Latina? 

FB: La línea progresista perdura en las bases de la Iglesia Católica, a través de las Comunidades Eclesiales de Base y de las pastorales populares (operaria, indígena, ancianos y otras), en la producción de los teólogos de la liberación. No obstante, esta estructura perdió en las últimas décadas el apoyo de obispos y cardenales. 

IPS: El último censo de Brasil indica que la Iglesia Católica perdió 1,7 millones de fieles entre 2000 y 2010. De este modo, 64,6 por ciento de los 192 millones de habitantes del país se declaran seguidores de esta fe, cuando en 1970 llegaban al 90 por ciento. ¿Cómo explica usted este franco debilitamiento, que también se aprecia en el resto de América Latina? 

FB: Estamos en un cambio de época, en el pasaje de la modernidad a la posmodernidad. Sin embargo, la Iglesia Católica todavía arrastra en sí resquicios medievales, como la división territorial en parroquias, y apenas dialoga con la modernidad. 

De ahí su dificultad para entender e insertarse dentro de la modernidad. La Iglesia Católica ni siquiera sabe lidiar con las nuevas tecnologías electrónicas esenciales para el trabajo de evangelización. Es en ese punto que las iglesias neopentecostales son maestras, aunque su contenido sea alienante. 

IPS: ¿En ese contexto, qué posibilidad de revertir esa merma de creyentes en Brasil tiene la Iglesia Católica con un nuevo Papa? 

FB: La Iglesia Católica en Brasil se ha vaticanizado cada vez más. La Conferencia Nacional de Obispos, que tuvo un papel profético bajo la dictadura militar (1964-1985) * y hasta los años 90, ahora se recoge en la sacristía, dejando de ser la voz de los que no tienen voz


domingo, 17 de febrero de 2013

Así Ratzinger condenó a Boff al silencio


By Deputado Estadual Marcelo Freixo PSOL-RJ
[CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)],
 via Wikimedia Commons
Por: Juan Arias | 13 de febrero de 2013

Entiendo que el teólogo Leonardo Boff, tenga un cierto pudor en contar como se produjo, en 1985, el proceso en el que entonces el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación de la Fe, heredera de la vieja Santa Inquisición, le condenó al silencio. Ratzinger sería el próximo papa, Benedicto XVI.

Yo, aquel día, estaba con Boff en Roma. Cenó la noche anterior en mi casa, donde había convidado a un puñado de periodistas amigos míos para arroparle. Boff, que tenía, 47 años, estaba nervioso y preocupado. No sabía como se iba a desarrollar el proceso contra él en el Vaticano. No le habían informado de nada. Sólo que estuviera allí a las nueve de la mañana. El teólogo, siempre amable, parecía un niño entre temeroso y emocionado. Nos enseñó una carpeta con miles de firmas en apoyo suyo. Nos preguntó si sería oportuno entregárselas a Ratzinger. Indagamos sobe aquellas firmas y nos dijo con candor: “De prostiutas cristianas brasileñas”.

Sacrifico mi religión en aras de la igualdad

By Trikosko, Marion S. [Public domain],
via Wikimedia Commons



Por
Jimmy Carter
(ex-presidente norteamericano 1977-1981)

(Título Original: Losing my religion for equality)
Trad. Alfredo Tepox Varela

Durante mucho tiempo las mujeres y las niñas han sido discriminadas como resultado
de una interpretación antojadiza de la Palabra de Dios.

Toda mi vida he sido un cristiano practicante. Durante muchos años he sido
diácono y maestro de Biblia. Mi fe ha sido para mí una fuente de fortaleza y de
tranquilidad, como lo es todo credo religioso para cientos de miles de personas en todo
el mundo. Por lo tanto, mi decisión de separarme de la Convención Bautista del Sur
después de una relación de sesenta años ha sido dolorosa y difícil. Sin embargo, tal
decisión ha sido inevitable ante el hecho de que los líderes de la Convención
ordenaron que las mujeres debían “someterse” a sus esposos y les prohibieron servir
como diaconisas, pastoras o capellanas en el servicio militar. Esto lo hicieron
invocando unos cuantos versículos bíblicos, cuidadosamente escogidos, y alegando
que Eva fue creada después de Adán y que era responsable del pecado original.

Jóvenes Evangélicos y Ciudadanía: Retos y Desafío